Mostrando entradas con la etiqueta Asignatura troncal (mañanas). Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Asignatura troncal (mañanas). Mostrar todas las entradas

martes, 28 de septiembre de 2010

El arte, ¿una actividad humana?





ENTREVISTA: ALMUERZO CON... SIMON COLTON

"Las máquinas dan signos de saber apreciar la pintura"

JAVIER SAMPEDRO, El País,  25/09/2010
 
Cuando llegamos al Café Saigón es la una de la tarde y allí no ha aparecido ni el aparcacoches. Simon Colton es de Londres, y él puso la hora. Tiene 37 años, y no los aparenta, pero es uno de los matemáticos y científicos de la computación más destacados de Reino Unido. Ha venido a Madrid para conmemorar los 70 años del British Council en España. Su especialidad es la creatividad, y rechaza con naturalidad mis chistes sobre la comida inglesa.
El científico ha sido premiado por crear el 'software' más inteligente
-La situación ya no es tan mala -dice-, ahora tenemos un montón de restaurantes de calidad en Londres; uno de mis favoritos es de cocina española.
-Vaya, ¿y cómo se llama?
-Barrafina, todo junto. Voy un montón.
Colton tiene buen apetito. Con el restaurante aún vacío, disecciona los rollitos y hace una exhibición con los palillos al atacar el crujiente de langostinos con pato.
-Aprendí en Hong Kong.
Junto a dos colegas del departamento de computación del Imperial College de Londres, Colton ha desarrollado un software que no solo pinta cuadros, sino que "muestra signos de saber apreciar la pintura". El programa se llama Emotionally Enhanced Painting Fool, o pintor idiota realzado emocionalmente (la traducción no hace justicia al original), y ha ganado un concurso de la Sociedad Británica de Computación al software que muestra "el mayor grado de progreso hacia la inteligencia de máquina", según las actas.
El científico es capaz de hablar a una velocidad de varios megas por segundo sin dejar de manejar los palillos con la derecha y reservando la izquierda para sacar de su cartera una variedad de iPods, agendas electrónicas y miniordenadores con los que se apoya para ilustrar sus explicaciones.
Al "idiota pintor" se le puede mostrar una cara que expresa alguna emoción: enfado, alegría, sorpresa y demás. El programa detecta la emoción, halla la posición de los rasgos faciales relevantes y empieza a pintar un retrato. Elige sus materiales -óleo, acuarela, car-bón-, sus colores y el nivel de abstracción de acuerdo con la emoción de la cara. Por ejemplo, si el gesto es de felicidad elige pinturas acrílicas, colores intensos y un estilo descuidado con los pinceles. Se pueden ver algunos resultados en www.thepaintingfool.com.
-El software se puede adaptar a tareas más abstractas; por ejemplo, le puedes pedir que pinte un artículo de The Guardian; primero lee el artículo, selecciona los pasajes más significativos y hace una ilustración que los representa.
-¿Y yo podría leer el artículo solo con mirar ese dibujo?
-Algún día, tal vez. ¡Mira!
-¿Qué?
-Que se ha llenado el restaurante; creo que ocurrió hacia las dos y media.
Ahora son las tres, y Colton tiene que preparar su charla. Su plan para el día siguiente es patearse el triángulo de oro madrileño. Pondrá el énfasis en la Thyssen, porque es un enamorado del arte moderno. Le recuerdo que el Prado tiene una docena de velázquez para quitar el hipo.
-¡Adoro a Velázquez! Es uno de mis pintores favoritos desde niño, cuando vi a su vieja friendo huevos. Lo pintó con 19 años, el tipo.
Algún día todos los matemáticos serán así.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Umberto Eco: Historia de la fealdad




On The History of Ugliness


Umberto Eco

El texto Historia de la fealdad 82006), de Umberto Eco, es una monografía sobre la categoría de fealdad en el arte occidental, desde los monstruos medievales hasta las mutilaciones del body-art. Se trata de un texto sencillo y muy didáctico, bien ilustrado, que Eco expuso en una conferencia con proyecciones de las obras comentadas.

Es una excelente introducción a una categoría estética menor antes del siglo XVIII, y central desde el Romanticismo, que ha ido sustituyendo a la clásica o canónica categoría occidental de belleza o, mejor dicho, que se ha ido infiltrando, mezclándose con ésta.

El texto no analiza tanto la categoría de fealdad en sí, sino que, tras una breve introducción teórica, muestra cómo el arte ha tratado, se las ha visto con esta categoría, desvelando múltiples facetas, asociándola al mal pero también, como ya lo hicieron los griegos, a lo innombrable, lo infinito, lo inconcebible, sin que estas asociaciones hayan sido necesariamente consideradas repudiables.

Esta conferencia se halla en: www.Videolectures.net, una web imprescindible que contiene un gran número de filmaciones de conferencias académicas.

sábado, 11 de septiembre de 2010

CURSO 2010-2011: INICIO

La asignatura troncal de Estética consta de cuatro grupos: dos el primer cuatrimestre (un grupo por la mañana y un segundo por la tarde), y dos más el segundo.

Los profesores que imparten la asignatura son: Albert Imperial (primer cuatrimestre), y Pedro Azara (segundo cuatrimestre).

Dos profesores, Félix de Azúa, y Xavier Rubert de Ventós, se han jubilado el 31 de agosto de 2010.
Se muestra un vídeo con una conferencia reciente de Félix de Azúa quien, no obstante el retiro, impartirá ocasionalmente alguna conferencia en el Máster del Departamento de Composición, en algún curso de proyectos, o en la Escuela en general, según las peticiones que reciba.

Textos (artículos, fragmentos de novelas, etc.), esquemas y resúmenes de clase, material gráfico audiovisual complementario, empleado en clase o que amplía lo explicado en clase, serán incluidos en este blog, que ya cuenta con todo el material gráfico y escrito del curso pasado, a disposición de todo el mundo.
Se incluye información adicional: bibliografía (los textos íntegros legalmente disponibles en la web también se incluyen, obteniéndolos "clicando" sobre la imagen), así como webs y portales útiles.

Cualquier persona puede escribir en el blog. Previamente, tendrá que solicitar que se le incluya como editor del blog, con un nombre y una contraseña.

Por otra parte, las asignaturas de estética también cuentan con el portal Atenea, dónde se "colgarán" las notas. El material complementario, útil para las asignaturas se "colgará", no obstante, preferentemente en el blog y no en el portal Atenea, debido a la facilitad mayor de manejo de aquél.

Preguntas y comentarios pueden remitirse indistintamente al blog o a Atenea (enviando, si es posible, una notificación al correo electrónico del profesor, para que se acuerde de entrar en el portal Atenea.
Por ejemplo, durante el segundo cuatrimestre a: pedro.azara@upc.edu).

Cada profesor explicará los métodos y criterios de evaluación, y la bibliografía recomendada seleccionada entre el conjunto de títulos propuestos en el blog.

Actividades complementarias (visitas a exposiciones, conferencias, etc.) también serán anunciadas en cada curso.

El nuevo plan de estudios, aplicado el curso que viene (salvo en primer curso, este año ya), no incluye la asignatura de estética.
Sí aparecerá un bloque temático titulado Teoría, impartido por las secciones de Composición y de Estética, que desaparecerán como secciones independientes. La sección de Estética quedará absorbida por la de Composición.

Los cursos de Teoría equivaldrán a los cursos de Composición, junto con un último, equivalente a Estética. La asignatura de primer curso, Introducción a la Arquitectura, impartida hasta el curso pasado, a cargo de la Sección de Composición, se convierte en una asignatura de Introducción a la Teoría, impartida por las Secciones de Composición en Historia.
Este esquema, no obstante, puede sufrir variaciones.

Se trata, por tanto, del último año en el que la Escuela de Arquitectura comprende asignaturas de Estética (inexistentes en otras escuelas españolas y extranjeras, que solo incluyen asignaturas de Composición o Teoría, e Historia).
Se trata también del último año de la Sección de Estética, que sucedió a la Cátedra de Estética, fundada en 1972 por Xavier Rubert de Ventós.
El carácter específico de la ETSAB, que incluye unos contenidos troncales de estética, desaparece, a fin de que los estudios sean idénticos a los del resto de Europa (aunque las escuelas siguen teniendo la facultad de incluir las llamadas "asignaturas de escuela", es decir asignaturas propias que no se imparten en otras escuelas).

En esta primera entrada del blog, se incluyen dos vídeos:

- Un vídeo con una conferencia de Félix de Azúa, profesor de estética en la Etsab hasta el curso pasado

- Un segundo vídeo con la filmación de un ballet contemporáneo, que se está fraguando en estos momentos (y que será mostrado próximamente en Madrid), de los bailarines Laura Vilar e Iker Arrue (estudiante de arquitectura), quienes impartieron una clase práctica sobre danza y arquitectura el curso pasado.

Finalmente, se querría informar que un seminario, titulado Novísimos, se impartirá en el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), a cargo del Institut d´Humanitats, en febrero de 2011. Próximamente se anunciará el calendario.
Ester seminario o ciclo de conferencias o actuaciones, estará impartido por jóvenes creadores que, desde su propio ámbito creativo (poesía, danza, teatro, músico, cine) han "reflexionado" sobre el espacio (incluso escénico) y/o arquitectónico.
Todos los artistas seleccionados han intervenido en cursos de estética de los últimos años.

Son:

David Bestué & Marc Vives (artes plásticas: fotografía, video, instalaciones) (poseen web propia)- Marc Borrás (actor y autor de teatro, quién actuará en Barcelona en febrero)- Felipe de Ferrari (arquitecto y documentalista chileno; dirige la web: www.300tv.com) - David Leo García (poesía) - Francesco Tristano Schlimé (compositor y pianista, clásico, contemporáneo y de música electrónica, quien posiblemente tenga conciertos en el Auditori; posee web propia y espacio en MySpace donde se pueden escuchar algunas composiciones suyas. Actuó en el último festival Sónar)- Laura Vilar & Iker Arrúe (danza) (poseen web propia)

Introducción a cargo de Félix de Azúa.

Podría incorporarse algún artista más.






Uke-Nage (Laura Vilar-Iker Arrue)
Cargado por lereile. - Videos de arte y animación.

miércoles, 16 de junio de 2010

sábado, 12 de junio de 2010

ASIGNATURA TRONCAL: Doreen Gildroy, poetisa



Doreen gildroy, la mejor poetisa norteamericana. Sus poemas se refieren, entre otros temas, al espacio interior, doméstico, íntimo

jueves, 3 de junio de 2010

ASIGNATURA TRONCAL AMBOS GRUPOS: Observaciones sobre los resultados por curso


Grupo Mañanas:

La nota final resulta del promedio de las notas de los dos parciales y del trabajo (nota que se incluye ponderada en la del segundo parcial).
Las personas que no han entregado al trabajo tienen que ir a final. El resultado es NP, si bien dicha calificación, aparentemente, no es aceptada por Atenea, por lo que el resultado que les aparece es 0, 00. Al menos no he sabido resolver este problema ni he hallado quien lo solucione.
Cuatro personas han obtenido un cero en el trabajo, al estar copiado total o parcialmente sin citarlo (de libros, artículos, sobre papel o electrónicamente)
Tienen que ir también al examen final las personas que no han realizado uno o los dos parciales. Su calificación actual debería ser NP, pero aparece como 0,00 -por el problema antes citado.

Los alumnos que hayan obtenido un NP por curso, y no se presenten al examen final, tendrán una calificación de NP en las actas finales, que se redactan a finales de junio, que sí aceptan esta calificación.

Grupo tardes:

La nota final resulta del promedio del comentario entregado (30%) y del examen por curso (70%).
Aquél que no haya entregado el trabajo o no se haya presentado al examen tiene una calificación por curso de NP (aunque en Atenea aparece 0,00) y deberá acudir al examen final.
Cualquiera que quiera comentar una apreciación al respecto sobre su nota, puede enviarme un email en la dirección que ya tenéis (albertimper@gmail.com) para concertar una reunión en la Sección de Estética.

Hay un examen sin nombre. La persona que hubiera venido al examen y no tuviera nota, que se ponga en contacto conmigo.

Los alumnos que hayan obtenido un NP por curso, y no se presenten al examen final, tendrán una calificación de NP en las actas finales, que se redactan a finales de junio, que sí aceptan esta calificación.


NOTA: En la lista de calificaciones, que es única para ambos grupos, para los estudiantes del grupo de Tardes, la columna que especifica Parcial 1 corresponde a la nota del Comentario entregado, y la que especifica Segundo Parcial corresponde a la nota del examen por curso.



El examen final para ambos grupos tendrá lugar el Jueves 17 de junio, de 8.30 a 11.30, en las aulas C-B1 y C-B2

Mucha suerte(en la playa, estudiando -o no)

martes, 1 de junio de 2010

PARA TODOS LOS ALUMNOS: Curso que quizá pueda interesar


Información sobre un curso sobre Eros en la Grecia antigua, impartido por el filósofo Gregorio Luri, que puede completar las explicaciones que se dieron, y el debate que se suscitó, sobre este semi-dios en la asignatura troncal de estética del grupo de mañanas.

Suerte

miércoles, 26 de mayo de 2010

TODAS LAS ASIGNATURAS (MAÑANAS): PRUEBAS


PARCIALES

I.- ASIGNATURA OPTATIVA

Único parcial:

La lo largo del curso, se ha narrado, de manera fragmentaria, un relato sobre el origen o la fundación del espacio habitado, desde el nacimiento de la divinidad o el héroe fundador o creador hasta sus últimas aventuras.
Más allá de las inevitables diferencias culturales, reconstruye este relato.

II.- ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS):

Segundo y último parcial

Dos temas: el primero, obligatorio, y el segundo, opcional

Tema obligatorio:

El presente curso de estética ha contado, de manera necesariamente parcial, el encuentro entre el ser humano y la creación natural y, sobre todo, artística: cómo se produce, qué condiciones se tienen que cumplir, qué figuras se encuentran, y qué se persigue.
Reconstruir, en un único texto sintético, dicho encuentro (dicho proceso de conocimiento sensible), es decir, contad y razonad qué es la estética, cómo opera, y qué pretende.

Tema opcional:

Describir y analizar una de las distintas entradas siguientes del blog de Estética (La casa por el tejado):

- Uno de los varios textos periodísticos sobre arte, copia y fraude (dos de los cuáles han sido introducidos hace pocos días)

o

- la versión o interpretación que el cineasta y cantante Cameron Mitchell realiza, en un fragmento de su película, del mito sobre el origen de Eros, de Aristófanes, contado por Platón en El Banquete, mostrada y comentada por la profesora Jéssica Jaques (UAB) en su conferencia.

El fragmento de la película y el texto platónico (en castellano), es decir, el original (aunque traducido a una lengua moderna) y la versión, variación o interpretación moderna, fue "colgada" al día siguiente de la conferencia.


FINALES

Tiienen que ir al examen final los alumnos siguientes:

ASIGNATURA OPTATIVA:

Quienen hayan suspendido o no hayan realizado el único parcial, o hayan suspendido el trabajo voluntario entregado como sustituto del examen parcial

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS)

Ambos parciales, junto con el resultado del trabajo obligatorio (breve texto con un resumen y un comentario de un texto recomendado en la bibliografía de la asignatura, o de otro texto previamente pactado), promedian.

Si la nota resultante es inferior a cinco (aprobado), se deberá presentarse al examen final.

En este caso, las personas que han suspendido, no han realizado un parcial o no han entregado el trabajo, deberán tratar una única pregunta.
Quienes hayan suspendido ambos parciales, no hayan entregado el trabajo y hayan faltado a un parcial, o no se hayan presentado a ninguna prueba, deberán responder a dos preguntas.

Las fechas de los exámenes finales son:

Asignatura optativa:
Martes 15 de junio, de 11.30 a 14.30, en el aula C-B3

Asignatura troncal (mañana y tarde):
Jueves 17 de Junio, de 8.30 a 11.30, en las aulas C-b1 y C-B2

Las notas, tanto de los parciales como el resultado por curso, y del examen final, se "colgarán" en el portal Atenea.

Mucha suerte

domingo, 23 de mayo de 2010

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS): Orson Welles: F For Fake (1974)





















Arte, ¿original o copia?

La última película de Orson Welles -un documental sobre el falsificador de cuadros más célebre del siglo XX, Elmyr del Hory-, y la mejor reflexión sobre el valor o el sentido del arte jamás filmada.

sábado, 22 de mayo de 2010

ASIGNATURA-TRONAL (MAÑANAS): la falsedad en el arte, o cómo apreciar un fraude


Van Meegeren, la vanidad del falsificador

MANUEL VICENT, El País, Babelia, 22/05/2010

Demostrar que un cuadro es falso es casi tan difícil como demostrar que es auténtico. Este detalle estuvo a punto de llevar a la horca al copista de Vermeer, autor de una versión perfecta de Los discípulos de Emaús, que se llevó su secreto a la tumba

Miguel Ángel le vendió al papa Julio II como esculturas griegas algunas que él mismo había esculpido de propia mano. Era una estafa, pero no dejaban de ser esculturas auténticas de Miguel Ángel y sin duda con el tiempo fue el Vaticano, como siempre, el que salió ganando. Muchas veces le llevaban a Picasso uno de sus cuadros para que lo autentificara. Hubo casos en que el pintor se negó a reconocer su propia obra si esta ya no le gustaba. "¿Pero, maestro, no recuerda que le he comprado esta pintura a usted en persona en este mismo taller?", exclamó un coleccionista angustiado. "Es que yo también pinto a veces Picassos falsos", contestó el pintor.

A principios del siglo pasado el marchante Ambroise Vollard, el descubridor de Picasso, se pasaba el día dormitando en su tienda de la Rue La Boétie a la espera de que cayera por allí algún coleccionista a comprarle un cuadro. Un día sonó la campanilla y entró un americano de Oklahoma. Quería un Cézanne. El marchante le mostró seis óleos del pintor, los únicos que tenía, a quinientos francos cada uno. "Si me hace un precio, le compro los seis", dijo el comprador muy sobrado. "En ese caso le cobraré 3.000 francos por cuadro". El americano quiso saber el motivo de semejante veleidad. "Tiene su lógica", contestó el marchante. "Usted sólo me da dinero y a cambio yo me quedo sin un solo Cézanne". Otro día sonó la campanilla y entró en la tienda un clochard muy andrajoso con un pequeño lienzo en la mano. Estaba firmado por un tal Van Gogh y representaba a un tipo de mirada salvaje, la barba rojiza, el rostro anguloso bajo un sombrero de fieltro. Era un autorretrato. El clochard estaba dispuesto a cedérselo por cualquier cantidad que le permitiera comprarse una botella de calvados. El señor Vollard reconoció la figura del lienzo a primera vista y le dijo al clochard que el cuadro era falso. El autorretrato auténtico de Van Gogh se lo había vendido el propio marcharte al barón de Rothschild y estaba colgado en la chimenea del salón principal de su mansión en París. Puesto que era una copia mala que no valía siquiera una botella de calvados el clochard abandonó el lienzo en la tienda y se largó sin dejar rastro. El falso autorretrato de Van Gogh quedó arrumbado en el suelo entre otros cuadros y cachivaches, de forma que desde la mesa Vollard tenía siempre a la vista aquella figura de rostro de cuchillo, que no le apartaba su mirada salvaje como si le recriminara su pasividad disuelta siempre en una continua modorra. Después de algunos meses esa figura se había convertido en una obsesión. Aquellos ojos estaban vivos y expresaban una verdad. Para salir de dudas, con el lienzo bajo el brazo el marchante se dirigió a la mansión del banquero y pidió comparar los dos autorretratos. Le bastó un solo minuto para llegar a la conclusión de que el Van Gogh auténtico era el del clochard, pero cuando preguntó por él en Montmartre le dijeron que se había arrojado al Sena.

Todos los cuadros son falsos mientras no se demuestre lo contrario. Cuando André Malraux fue nombrado por De Gaulle ministro de Cultura inició la labor en el ministerio con dos actos simbólicos: primero obligó a limpiar todas las fachadas de París y después se paseó por todos los museos, tiendas de cuadros y galerías, requisó los lienzos falsos de Utrillo y de Corot que encontraba, hizo con ellos una pira en la plaza de Ravignan y así ardieron al menos trescientos lienzos atribuidos a estos dos pintores. Si un ángel exterminador realizara un vuelo rasante sobre todos los museos y pinacotecas del mundo y acercara su espada flamígera a todas las obras de arte falsas o mal atribuidas desde el tiempo de los faraones hasta hoy serían muy escasas las que resistirían la prueba del fuego hasta el punto de que gran parte de la historia quedaría vacía. Pero demostrar que un cuadro es falso es casi tan difícil como demostrar que es auténtico. Este detalle estuvo a punto de llevarle a la horca a Van Meegeren, al falsificador de Vermeer.

Cuando al final de la Segunda Guerra Mundial en la Bélgica liberada comenzó la caza de colaboradores con los nazis la investigación llegó hasta las oficinas de un banquero en cuyos papeles constaba la venta al mariscal Goering de un cuadro de Vermeer, titulado Mujeres sorprendidas en adulterio. El banquero se sacudió las pulgas de encima delatando al verdadero vendedor, un tal Van Meegeren, pintor de tercera categoría, quien fue detenido el 29 de mayo de 1945 y después de un juicio rápido se le condenó a muerte por traición a la patria y colaboración con el enemigo. En el juicio Van Meegeren manifestó en su defensa que había falsificado ese cuadro. No sólo ese, perteneciente a la colección privada de Goering, sino también otros del mismo pintor. Durante años se había vengado de la indiferencia que despertaba su talento falsificando al más grande artista holandés del siglo XVII, del que sólo se conocían 37 obras. De hecho uno de sus cuadros falsos, Los discípulos de Emaús, había sido certificado por Brodius, el especialista de más prestigio, como una obra maestra de Vermeer y la Sociedad Rembrandt la había adquirido por 170.000 dólares. Los jueces no le creyeron, dada la perfección del trabajo. Pero en este caso su vanidad de artista entró en colisión con la muerte. Pudo haber repetido la hazaña del general Della Rovere, un impostor que se dejó fusilar como héroe, siendo un simple falsario con dotes de actor que había engañado a los nazis. Aunque a Van Meegeren le halagaba que su talento fuera reconocido públicamente ante un tribunal, no estaba dispuesto a arrastrar su vanidad hasta el pie de la horca.

Para demostrar su inocencia pidió que le llevaran a la celda un lienzo y todos los colores, aceites y pinceles necesarios. Comenzó a falsificar el cuadro de Vermeer titulado Jesús entre los doctores. Dada la habilidad de su mano, a mitad del trabajo, los jueces cambiaron de opinión. La pena de muerte por traición a la patria, malversación del patrimonio nacional y colaboración con el enemigo fue conmutada por una condena a dos años de cárcel por simple falsificación. Viendo que había salvado el pellejo Van Meegeren se negó a descubrir su secreto. Cómo envejecía el lienzo, cómo obtenía los mismos pigmentos que usaba Vermeer, cómo disolvía las tintas viejas, cómo sometía al horno la tela para conseguir el craquelado peculiar del siglo XVII, cómo pegaba al lienzo pelos de comadreja sacados de los pinceles de la época y otras manipulaciones todavía más elaboradas se las llevó Van Meegeren a la tumba.

Queda dicho que demostrar la falsedad de un cuadro es a veces una labor muy ardua. En este caso, más allá de la sentencia del tribunal, el juicio continuó entre historiadores y estetas por un lado, físicos y químicos por otro. Unos seguían defendiendo la autenticidad de los Vermeer, pese a la propia confesión del falsificador. Las palabras que adornan los sentimientos estéticos ante cualquier obra de arte pueden formar un laberinto del que es imposible salir. Así sucedía con el cuadro Los discípulos de Emaús, hasta que fue sometido a un examen químico en un laboratorio inglés donde se demostró que Van Meegeren había usado fenol formaldehído para disolver las tintas secas y el azul cobalto mezclado en el lapislázuli, dos sustancias que no fueron descubiertas hasta el siglo XIX. Finalmente Van Meegeren había sido científicamente desenmascarado, pero de esta afrenta ya no se enteró, puesto que murió antes de un ataque al corazón en la cárcel, en 1947. Algunas esculturas griegas del Vaticano son de Miguel Ángel y en el Rijksmuseum de Amsterdam los falsos Vermeer son tanto a más visitados que los auténticos.

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS): Resumen de la última clase, del 19 de mayo de 2010

Sandro Botticelli: El nacimiento de Venus (la Belleza), s. XV

Mike Kelley: La caverna de Platón, 1985

Mike Kelley & Sonic Youth: La caverna de Platón, 1986:

http://ubu.wfmu.org/sound/kelley_mike/Kelley-Mike_Platos-Cave.mp3
http://ubu.artmob.ca/sound/kelley_mike/Kelley-Mike_Platos-Cave.mp3


Dos versiones, gráfica y sonora del mito platónico de la caverna, a cargo del artista californiano contemporáneo Mike Kelley


Fotografía del empitonamiento del torero Julio Aparicio. ¿Soportable? ¿El arte transfigura el horror?


La filosofía (del arte) de Platón prima la idea sobre la forma material. Eso es lo que siempre se escribe. Sin embargo, eideia, en griego, significaba forma. Por tanto, las traducciones modernas deberían poner: la filosofía (del arte) de Platón prima la forma sobre la forma: un trabalenguas incomprensible, una frase enigmática, quizá profunda, insondable, aunque más probablemente absurda. Eideia se debería traducir más bien por contorno o perímetro -como los contornos lineales de los dibujos que deben ser coloreados: formas siluetadas que carecen de materia (de color). Pero, en este caso, una frase que dijera "la filosofía (del arte) de Platón prima el contorno sobre la forma" podría, eventualmente, ser entendida como una defensa del dibujo sobre la pintura.
Es decir, la frase de Platón es casi imposible de verter o traducir a nuestros idiomas modernos. Eideia posee unos matices que no han quedado reflejados en nuestro substantivo idea.
Toda traducción de un diálogo platónico altera en parte su significado original -que quizá ni siquiera captemos totalmente.
Existe un quiebro inevitable entre el contenido y la forma expresiva: las palabras no logran traducir con exactitud lo que el texto original significa.

Ésta es, precisamente, la fractura que marca al symbollon, este objeto ritual, comentado en la entrada anterior, que ha dado lugar al moderno concepto de símbolo: una forma material incapaz de revelar los innumerables matices de un contenido, dando lugar, así, a un mensaje que da pie a un casi infinito número de interpretaciones (lo que no ocurre con un signo, donde el significado tiene que ser directo, claro y unívoco).

La obra de arte, entendida como un símbolo, consiste, así, en la imperfecta unión de un contenido (una idea, un concepto) y una forma sensible (plástica, musical, verbal, gustativa, olfativa, palpable, si bien es cierto que, como ha comentado un asistente, la tradición occidental ha primado los mensajes visual y auditivamente plasmados).

Las ideas que el arte traduce, se ha dicho, son pocas; y siempre han sido las mismas: preguntas sobre la condición humana: ¿qué somos? ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde nos dirigimos? Preguntas angustiosas a las que los humanos, a través de poetas, chamanes, artistas, profetas, magos, han tratado de ofrecer respuestas, siempre insuficientes, o no totalmente satisfactorias, como si un misterio siempre existiera y se resistiera a un completo esclarecimiento. Después de todo, somos humanos.

Los mitos son una primera, y buena, respuesta que los primeros humanos se han dado acerca de sus inquietudes. Son como las nanas y los cuentos con los que los padres tranquilizan a los niños, los dibujos con los éstos se distraen. Los mitos tratan de explicar, sencillamente, y a través de imágenes, metáforas y alegorías (cuentos, mitos, leyendas, etc.) plásticas o textuales (los mitos se cuentan o se representan), lo que le acontece al ser humano y su relación con el mundo. Esta explicación no da cuenta de todas las causas de la angustia y la curiosidad humanas, ni resuelve los misterios sobre los que el hombre se interroga. Nuevas explicaciones son necesarias: éstas son las obras de arte, que tienen siempre en cuenta obras anteriores y, en particular, la explicación o respuesta que primeramente se dió, en forma de relato (el mito), para mejorarlas o completarlas. Mas toda nueva interpretación puede aportar mejoras, toda nueva traducción puede corregir errores de traducciones anteriores, no sin introducir matices extraños ni sin perder una parte de los logros de versiones previas.

A fin que las respuestas que el arte brinda sean percibidas o escuchadas, son necesarios unos recursos retóricos. La obra de arte tiene que llamar la atención del espectador, entrar en contacto con él. Por eso, la forma en la que se vierte la respuesta (el contenido, significado o mensaje de la obra de arte) tiene que poseen unas propiedades o cualidades que apelen a los sentidos, y despierten la atención o imaginación del espectador.

Estas cualidades son innumerables: la obra puede ser formalmente bella, atractiva, interesante, curiosa, deslumbrante, seductora, extraña, fea, repulsiva, horrorosa, terrorífica, espantosa, etc., es decir, tiene que recurrir a disposiciones que saquen al espectador de la rutina, le sorprendan, le seduzcan, le choquen, a fin de que reacciones y solo se fije o piense en lo que tiene delante.

Este cúmulo de cualidades, en Occidente, al menos, puede ordenarse en dos bloques. Cualidades que atraen, convencionalmente englobadas bajo el epígrafe de Belleza, y que repelen, bautizadas con el nombre de Fealdad.

Se discute si estas cualidades son inherentes a la obra o si son "piropos", "calificaciones" o "descalificaciones" que el espectador atribuye o lanza a aquellas obras que le placen o le desagradan. En este sentido, bellas serían las obras que gustan; feas las que "tiran hacia atrás".

Ante estas dos concepciones antitéticas de las cualidades estéticas (objetivas o subjetivas), el filósiofo Emanuel Kant, propuso una tercera vía: las cualidades serían subjetivas. Esto significca que belleza y fealdad (o las numerosas cualidades que puedo resumir bajo estas dos denominaciones opuestas) son propiedades que atribuyo a lo que gusta o disgusta. Sin embargo, Kant sostenía que los humanos son (somos) parecidos, semejantes y que, al menos los de una misma cultura, en una época dada, reaccionan de modo similar. Es decir que a todos gustan y desagradan las mismas cosas u obras. Si eso fuera cierto (ya pensadores griegos sostenían que el paradigma de la belleza para un humano sería un cuerpo humano, y no la de un animal que, por el contrario debería ser, sin duda, la encarnaciones de todas las cualidades y virtudes para un aquél, siendo, por ejemplo, una mosca especial la "diosa" de las moscas), belleza y fealdad, todo siendo la expresión de nuestro gusto o disgusto ante lo que percibimos, no serían enteramente cualidades subjetivas ya que todos reaccionaríamos igual, independientemente de quiénes y de cómo somos.

Belleza y fealdad son cualidades dispuestas para que las obras apelen a nuestros sentidos. Colman o generan un vacío. Tienen que ver, entonces, con la vida y la muerte.

Los entes pletóricos de vida, y que despiertan sensaciones vitales (excitan, motivan, alegran, despiertan, gustan), son aquellos que son (calificados de) bellos; los moribundos o muertos que generan rechazo (y que incluso pueden provocar en el espectador una sensación de peligro, de que piense en su muerte, que se ponga en lugar de quien agoniza o está muerto, abandonándose) son, por el contrrario, feos.

A los entes vitales, nada les falta. Tienen un particular brillo u un aura especial; al mismo tiempo, son entes armónicos (placenteros de contemplar).
Por este motivo, se ha afirmado que existirían dos tipos de belleza: una belleza física, material, palpable, que sería la de los entes bien proporcionados y en los que todo está en su lugar, en los que nada cabe añadir o suprimir. Su belleza residiría en el perfecto ajuste entre sus componentes. Esta sería la belleza llamada clásica, griega u occidental.

Mientras que existiría un segundo tipo de belleza. Ésta sería más bien interior. Nacería de unas buenas disposiciones anímicas. Éstas iluminarían el rostro, dotarían a la mirada de brillo. Esta belleza, secreta, impalpable, inmaterial, dependería de la luz: la aureola que, por ejemplo, corona a los santos, a las personas virtuosas, y sería un tipo de belleza asociada a la bondad.
Podría incluso estar presente incluso en entes físicamente desproporcionados, ya que la luz que emanaría del interior suavizaría las imperfecciones materiales o las convertiría en irrelevantes. Éste sería un tipo de belleza cultivado más bien en Oriente, por los cristianos o los musulmanes (para quienes el alma es superior al cuerpo), o los románticos (siempre atentos a las convulsiones anímicas).

Por el contrario, la fealdad se asociaría tanto al daño físico y al apagamiento de la vida. La mutilación, la desproporción, la deformación, que atentan contra la unidad corporal, y la absoluta oscuridad, ligada a la muerte, serían la causa de que entes fueran calificados de feos.
La fealdad sería la marca de un atentado contra la vida. En griego, diabole significaba ruptura, fragmentación, y diabolia, maledicencia. Mientras la belleza "hacía" (el) bien -el espectador se siente "bien" o a gusto, satisfecho, contento o alegre de ánimo ante un objeto bello-, la fealdad causaba el mal -y estaba causada por un acto maligno-, como el que perseguía el Diablo, el Gran Envidioso, que, incapaz de competir con el Sumo Creador, se dedicada a destrozar o afear los entes bellos y luminosos que el Creador producía.

Las cosas sereían muy ssencillas si un mito griego no narrase el nacimiento de la diosa (el prototipo o paradigma) de la belleza, Venus. En efecto, Venus nació el día en que Cronos, un recién nacido, se enfrentó a su padre Urano, el Cielo. El Cielo descansaba constantemente sobre Gea, la Tierra. Copulaba sin cesar con ella, por lo que la Tierra estaba siempre grávida mas, debido al peso del Cielo, no lograba que sus hijos salieran a la superficie. Se retorciía de dolor. Un día en que logró quue el Cielo se distrajera con ella, Gea alumbró a Cronos y le pidió que le librara de este suplicio. La noche siguiente, Cronos, armado de una guadaña, emasculó a su padre el Cielo. Éste, de inmediato, rota la unión con la tierra, ascendió subitamente y se convuirtió en la distante bóveda celeste (que, aún hoy, constituye el Cielo). Cronos castró a su padre. Sus testículos cayeron a la tierra. El semen se repandió sobre la mar y la fecundó: de las aguas nació Venus, fruto del peor de los atentados que el Cielo sufriera: la pérdida de su vitalidad, su esterilización (como muestra, por ejemplo, el cuadro renacentista del pintor florentino Sandro Botticelli, "El nacimiento de Venus"). Esta faceta oscura de Venus marcaría su vida: unida a Marte (el dios de la guerra), alumbraría a la diodsa Armonía, y a sus hermanos, los dioses Deino y Fobo: el Temor y el Terror.

Belleza y Fealdad serían, entonces, las dos caras de una misma moneda, y no podría existir belleza alguna sin un aspecto inquietante o sombrío, ni fealdad sin una deje de atractivo. Ambas se completarían, y la belleza sería, así, más profunda y misteriosa, mientras que la Fealdad adquiriría la inquietante capacidad de seducir.
La belleza, en estado "puro" deslumbra, fascina. Todo deslumbramiento provoca ceguera -como el que el sol, contemplado directamente, causa-. El espectador, habiendo querido contemplar la belleza sin filtros, quedaría sumido en la oscuridad. Sus ojos dañados irremediablemente. La belleza, en este caso, llevaría a la fealdad.

De este modo, atrapados por las cualidades de la obra de arte, estaríamos en disposición de prestar atención a sus formas, a la forma en que libra un mensaje: una respuesta, conviencente o no, sobre quiénes somos. La obra de arte sería un espejo que nos tendemos o que tendemos al mundo.

Esto es lo que se descubre cuando se teoriza sobre el arte, cuando se conoce sensible, estéticamente al mundo (y a nosotros mismos). Tal podría ser el sentido, la función del arte. Llenarnos de vida, explicarnos, a través de fábulas, porque vivimos, prolongando, siquiere el tiempo de la contemplación del arte, nuestra vida. Como acontece con la arquitectura, por ejemplo, que ofrece un techo protector, un abrigo al ser humano.

Con este último comentario, concluye el curso sobre Estética y Teoría de las Artes.

FIN DE LOS RESÚMENES DE LA ASIGNATURA TRONCAL DE ESTÉTICA DEL GRUPO DE MAÑANAS

PS:
Quisiera agradecer a cuántos han asistido regularmente a clase y, sobre todo, a cuántos han participado activamente, con dudas, preguntas, observaciones y comentarios, que han convertido las clases en una experiencia viva, novedosa e inesperada, nunca previsible, mucho más rica de lo habitual.

miércoles, 19 de mayo de 2010

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS): Lectura para el verano


Sugerencia de lectura bajo la sombrilla:

WATSON, Peter: Les pirates de l´art, Bernard Grasset, París, 1985.
Edición en inglés original: Double Dealer, Hutchinson & Co, 1983.

Quizá el libro esté agotado. Se vende en ebay, por ejemplo a un precio irrisorio.

Relato de una investigación llevada a cabo por un periodista inglés del Sunday Times en 1979 que, con la ayuda de Scotland Yard, se hizo pasar durante unos años, como un riquísimo comprador de arte, asiduo de las grandes subastas internacionales, capaz de adquirir cualquier cosa, a cualquier "precio", sin importarle demasiado los métodos, a fin de entrar en contacto con quienes trafican con arte.
Y, en esas, desaparece el cuadro de Caravaggio más célebre, en Sicilia...

martes, 18 de mayo de 2010

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS): Mel Brooks: The Critic (1963) -Crítica de arte-

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS): Una teoría de la arquitectura

View

Éste no es un documento que haga parte del material aportado explicado para aprobar la asignatura.

Se trata de un artículo de la teórica de la arquitectura Beatriz Preciado (recien ganadora del Premio Anagrama de Ensayo, 2010, muy influida por el teórico francés de las formas modernas de educación y de gobierno Michel Foucault) que muestra una manera distinta, útil o no, pertinente o impertinente, provocadora o procaz, humorística, sarcástica o sangrante, de abordar el análisis de la obra de arquitectura y la ciudad.

Quizá os pueda interesar.

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS): ¿Pueden los fraudes provocar emociones estéticas?, o arte genuino y falsos

Han Van Meegeren: Cristo y sus discípulos en Emaus, c. 1930 (vendido como un original de Vermeer al Stedelijk Museum de Amsterdam): ¿Cristo como Greta Garbo -o viceversa?

Umberto Giunti: Virgen y niño, 1947 (vendido como un original de Botticelli a la Courtauld Gallery de Londres). ¿La actriz Jean Harlow de Virgen María?

La actriz hollywoodiense Jean Harlow "al natural"

Identity Theft: A Talent for Faking It


The measure of a great fake is being mistaken for the real thing. In 1947, when the Courtauld Gallery in London acquired Virgin and Child, a vibrantly colored panel attributed to Botticelli, the painting took its place as a revered part of the museum's collection. Its depiction of a somber but beautiful Madonna sheathed in a delicate, translucent veil holding the infant Christ was a classic theme of the renowned 15th-century Italian Renaissance painter. But shortly thereafter, the art historian Kenneth Clark remarked that the Virgin looked a lot like Jean Harlow, the voluptuous American film star of the 1930s, who was born 400 years after Botticelli's death. Indeed, the resemblance was so uncanny that it prompted further investigation. Detailed analysis revealed that the painting was actually the handiwork of a notorious but talented Italian forger named Umberto Giunti and had been completed sometime in the early 20th century. Virgin and Child was promptly removed from the Courtauld's walls and has been hidden away in storage virtually ever since.

Londoners will once again be able to see it when Close Examination: Fakes, Mistakes and Discoveries opens at the National Gallery next month. The exhibit, which explains how the museum uses science to reveal the stories behind more than 40 works in its collection, underscores the fact that even the most prestigious connoisseurs of art are sometimes duped by imitations. The show invites museumgoers to walk through the hard-nosed forensic detective work used to investigate a painting's origins. Betsy Wiesman, a curator at the gallery, says advancements in scientific techniques for scanning and testing materials such as pigments and canvases, along with an ever-expanding body of historical knowledge, make curators increasingly confident in their ability to determine the authenticity—or inauthenticity—of a work of art. As a result, museums are becoming more comfortable with the idea of dusting off their fakes and forgeries and hanging them on the wall to demonstrate the incredible lengths to which great forgers will go to pull the wool over the art world's eyes.

The National Gallery is not the only museum in recent years to shine a spotlight on fakes and forgeries, which some experts say could make up as much as 40 percent of the art market. In 2007, the Bruce Museum in Connecticut organized a show on the topic, and earlier this year the Victoria & Albert Museum showcased a number of seized forgeries on loan from Scotland Yard. Last year, the V&A even deliberately acquired several miniatures by the infamous but, as of yet, unidentified "Spanish Forger," who helped feed a 19th-century frenzy for medieval art by painting knockoffs of old illuminated manuscripts, like those once produced by monastic scribes.Throughout history, attitudes toward fakes have shifted along with artistic tastes. In the centuries before photography flooded the world with easily reproducible images, artists readily copied the work of others and admirers often commissioned exact replicas of great works from the assistants of old masters. (Forgeries, on the other hand, are considered something different, involving a deliberate intent to defraud.) Since then, 'copy' has become more of a pejorative term," says Wiesman. "But now we realize how technically amazing many of these fakes and forgeries are."

Indeed, like Giunti's "Botticelli," many fakes originally ascribed to well-known artists were often praised by critics, only to be sheepishly rejected after they'd been "outed" as imposters. Today, museum audiences relish watching the art world squirm over such blunders. "There's nothing the general public likes better than debunking the experts," says Peter Sutton of the Bruce Museum. Its exhibit featured perhaps the most famous forgery of all time—Christ and His Disciples at Emmaus, which was painted in the 1930s in the style of Johannes Vermeer and was once hailed as one of the 17th-century Dutch master's greatest achievements. It was only when the perpetrator, Han van Meegeren, was arrested near the end of the Second World War for selling another "Vermeer" to top-ranking Nazi official Hermann Göring that he confessed to having forged what many considered a masterpiece. He was forced to paint another Vermeer from his jail cell to demonstrate his guilt. In fact, van Meegeren's Christ was so good that, for years after his confession, some continued to insist it was genuine.

All of this raises the question: if art is supposed to be judged on its aesthetic merits instead of on the cachet of a famous artist's signature, then why are once-highly regarded works of art stashed away in museum basements, only to be trotted out for the occasional "fakes" exhibit? Shouldn't beauty transcend the vagaries of provenance? Philosophers and art historians have long struggled to settle on an answer. The difficulty is that forgers—particularly those who've failed as artists in their own right, and have a score to settle with the art establishment--—tend to confuse artistic skill with creativity, when in fact great artists need both. It's not just that an artist like Vermeer could paint pretty pictures but also that his way of doing so broke with everything that had come before him. Therefore, the real trouble with fakes is that they taint the historical record. "You don't do the public any service when you show them something that's wrong," says Sutton. "It is a misrepresentation of the artist's style."

And yet forgers are still in our midst, often generating reams of phony paperwork in order to pull off their hoaxes. John Myatt and his accomplice, John Drew—both convicted of forgery in the U.K. in the 1990s—slipped numerous fraudulent documents into museum archives at the Tate and other preeminent British institutions to lend an air of legitimacy to their counterfeits of such modernists as Marc Chagall and Alberto Giacometti. And the Green-halghs, a British family made up of an artistically talented son and his octogenarian parents, pawned off hundreds of bogus artworks onto unwitting galleries and museums using fake documentation. They were caught in 2006, but their transgressions—many possibly still unaccounted for—could blight the history books for decades to come.

Yet all forgeries bear the hallmarks of the times in which they were created, which become apparent only as the years fade. A century after they were painted, the Spanish Forger's figures look overly sentimental and romantic, in stark contrast to true medieval illuminations. And in Giunti's case, perhaps it was just an affinity for early Hollywood starlets that gave him away. Today's great masterpieces could turn out to be tomorrow's greatest frauds.

© 2010

Noticia que quizá sea de interés: Arquitectura y danza


Jéssica Jaques (profesora titular de estética en la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona), que ha impartido clases, por la mañana y por la tarde, en el presente curso de estética de la ETSAB, y Laura Vilar e Iker Arrué (quienes actuaron y debatieron, junto con Jéssica Jaques, en una sesión para el grupo de tarde de la asignatura de estética, este curso, en la Sala de Actos de la ETSAB) organizan un taller, una sesión teórico-práctica sobre danza y arquitectura en el Centro Cultural Euskal Etxea, calle Montcada 1-3, el día 2 de junio, a las 20 horas.

domingo, 16 de mayo de 2010

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS): Noticia que puede ser de interés

Quizá pueda interesar la visión de la instalación de David Bestué y Marc Vives, titulada Sabadell, que consiste en (o consta de) un conjunto de obras -dibujos, esculturas, video- que tratan de analizar o de mostrar, de manera humorística, las relaciones sociales en la ciudad de Sabadell, a través de siete personajes prototípicos, incluyendo a la propia ciudad como un personaje más.

Junto con esta obra, se muestran dos más -videos-, una de ellas, titulada Proteo, constituye una versión sarcástica y actualizada de una figura mítica -el dios griego Proteo-.

La instalación se presenta en la galería barcelona Estrany. De la Mota

http://www.estranydelamota.com/intro.php

http://www.bestuevives.net/

http://www.arteinformado.com/Criticas/35520/sabadell/

jueves, 13 de mayo de 2010

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS): Resumen de la clase del miércoles 12 de mayo de 2010

Coyote. Joseph Beuys in America from huubkoch on Vimeo.


El artista moderno como chamán: acción de Joseph Beuys, titulada Coyote: tres días, de 1974, estuvo Beuys, venido directamente de Berlín, envuelto en una manta de fieltro para que nada le distrajera, encerrado con un coyote en la galería Block de Nueva York.

El arte y la obra de arte.

I-

Para nosotros, las obras de arte que cuentan son las que pertenecen a las Bellas Artes (o Artes Mayores), una clasificación decimonónica, que englobaba a la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la poesía a las que se sumarán, ya bien entrados el siglo XX, la fotografía y el "séptimo arte", el cine (que incluye al video). El teatro está unido a la poesía -las obras de teatro clásicas están escritas en verso-, y la danza (y hoy, las "performances" y "acciones") hacen parte del teatro. Esta o estas clasificaciones han dejado de tener la importancia que tuvieron hasta los años 70 del siglo pasado, debido a las múltiples tentativas de los artistas no tanto de producir obras de arte que aunan producciones pertenecientes a distintos géneros -como la ópera o el teatro musical- sino a diluir o cuestionar las fronteras entre las artes.

Sin embargo, lo que denominamos obra de arte no lo era necesariamente antes de finales del siglo XVIII y, simétricamente, las obras que antiguamente se consideraban arte hoy han quedado ordenadas dentro de la artesanía, la magia o... la ciencia.

En efecto, en sociedades pre-urbanas, es decir en el neolítico (IX-V milenios aC) y los inicios de la Edad de Bronce (mediados del IV milenio aC) -aunque es difícil saber con seguridad cómo los objetos de arte de estas épocas remotas eran considerados ya que no existían aún textos, salvo que se los analice a partir de testimonios procedentes de sociedades "tradicionales" ágrafas que aún existen, por ejemplo, en el sudeste asiático, donde sigue imperando una concepción mágica del objeto "artístico", considerado como un fetiche-, los artesanos quizá gozaran de un prestigio y fueran temidos y reverenciados debido a su capacidad de "doblar o templar la voluntad" de los materiales y ponerlos al servicio de unos fines humanos (convirtiendo la tierra en vasijas, o en pinturas, los minerales en apeos, armas y joyas, la madera en vigas y columnas, la piedra en estatuas que parecían vivas, etc.), siguiendo unos procedimientos que solo se transmitían entre unos iniciados (de padres a hijos, de maestros a aprendices), y que requerían el empleo del fuego, del aire, el agua y la tierra, materias que, en ocasiones, requerían destreza y poderes casi "sobrenaturales" para controlarlas, venciendo su resistencia.

Con la estratificación social de la ciudad, los monarcas, sacerdotes, sabios y magos siguieron en lo alto de la jerarquía social, pero quienes les suministraban los objetos utilizados en los rituales, para el control del mundo (armas, apeos, etc), y la expresión del poder (joyas, insignas, objetos votivos y "decorativos") perdieron el prestigio del que habían, muy posiblemente, disfrutado en los poblados. Trabajaban con las manos: este contacto con la materia les envilecía. El héroe era el guerrero, no el productor de bienes.

Unas figuras, marginales pero prestigiadas, siguieron siendo consideradas como bendecidas por -o en contacto con- los dioses, al igual que los monarcas y los sacerdotes: eran los poetas y los músicos -que intervenían en los rituales y, en muchas ocasiones, eran ellos mismo sacerdotes-. Sus obras tenían el mismo prestigio que su condición social porque solo actuaban como portavoces divinos: recitaban o cantaban poseídos por fuerzas sobrenaturales (las siete Musas -de ahí el nombre de música, la perfecta expresión de la melodiosa voz de estas figuras divinas-, hijas de la diosa de la Memoria), sin que tuvieran pleno control sobre lo que componían. Sus obras, entonces, eran mensajes que las divinidades transmitían, por boca de los poetas y músicos, a los humanos.

Con la desaparición del politeismo, la distinción entre artes "musicales" y "mecánicas" o artesanas, se mantuvo, si bien éstas recibieron otras denominaciones. Por un lado, estaban las artes liberales, desligadas de las servidumbres materiales, del contacto con la materia considerada como demoníaca o baja, en las que brillaba el conocimiento del artista (luz que le permitía discernir los secretos del universo, y que provenía de lo alto. Destacaban la aritmética, la geometría, la oratoria, la gramática, la música y la astronomía: artes que ponían al descubierto las leyes que ordenaban el mundo y el verbo -la palabra divina). Frente a éstas, las artes mecánicas evocaban la imagen de un trabajo duro y sucio, y a menudo peligroso: las artes de la lana, de la carpinteria, de la caza, la navegación, etc.

Lo que nosotros son obras de arte mayor no merecían ni siquiera ser destacadas: la arquitectura era una rama de la carpinteria, la pintura una especialidad del arte del tinte que hacía parte de los trabajos con la lana. Por otra parte, la materia tenía tanta importancia -como también ocurría en la antigüedad pagana- que no existía un único término para nombrar a las esculturas. Las tallas eran obra de carpinteros, las estatuas de piedra, de canteros, pertenecientes al gremio de los que montaban estructuras arquitectónicas de piedra; las terracotas era el fruto de los trabajadores de la tierra, etc.

Innumerables fueron las tentativas por ordenar el pluriforme y proteico mundo de la creación humana pero, en resumidas cuentas, todo lo que para nosotros son obras de arte eran, en el mejor de los casos (cuando se reflexionaba sobre ellas), despreciadas o desvalorizadas obras de arte mecánicas, obras artesanas.

El recuerdo de un pasado glorioso, o el recuerdo del prestigio que los poetas (poetas, actores, declamadores, músicos) tuvieron en la Grecia clásica, hizo que, ya desde finales del siglo XV -y, anteriomente, en el período helenístico, marcado por la figura semi-divina de Alejandro, en el siglo IV aC- algunos practicantes de artes mecánicas, que producían pinturas, esculturas y obras de arquitectura, reivindicaron su perdida condición inspirada. Decían ser como los poetas de la antigüedad, portadores o reveladores de verdades que solo estaban a su alcance. Tenían, además, el don de comunicar, de manera convincente o sugerente, lo que el cielo les había hecho ver.

Siendo la religión el cristianismo, las divinidades paganas no podían existir. Y Cristo o el dios padre inspiraba, sin duda, pero a los teólogos, no a los poetas -aunque hubo teólogos que fueron poetas místicos como Teresa de Jesús o Juan de la Cruz-.
El motor de la creación inspirada, entonces, ya no fue una fuerza sobrenatural externa (una Musa), sino una facultad que solo algunos creadores poseían: el genio. Éste era una parte del alma que, cuando se despertaba, obligaba al artista a crear obras brillantes y singulares.

El concepto de genio no era nuevo. Existía desde la antigüedad. Mezclaba dos conceptos antiguos: el llamado "humor melancólico" exacerbado (los humores eran los cuatro elementos con los que el ser humano estaba formado, y el melancólico, influido por el majestuoso Saturno -el dios padre originario, anterior y superior a Júpiter o Zeus) y el "genius" (cada clan romano poseía su propio genio, una divinidad tutelar, quizá un antepasado divinizado), figura latina que derivaba del "daimon" griego, parecido a un ángel de la guarda, que acompañaba a algunos humanos excepcionales como Sócrates.

Los pintores, escultores y arquitectos occidentales -tenemos que tener claro que estudiamos el concepto occidental de arte y de obra de arte, que no corresponde necesariamente con el que impera en otras culturas, sobre todo antes del siglo XX-, lograron al fin, tras casi tres siglos de reivindicación (al menos en los círculos eruditos florentinos), desde mediados del siglo XV hasta finales del siglo XVIII, separarse del grupo de los trabajadores manuales o artesanos y ser valorados por las ideas (el llamado "disegno interno2, considerado como un "segno di dio") y no por su aplicación o traducción material.
La creación de las academias y las logias literarias y artísticas, en el siglo XVII, en las que se primaba las discusiones teóricas -contrariamente a lo que ocurría en los talleres artesanos y artísticos- contribuyó a este proceso que concluyó con la consideración del artista plástico como un intelectual, dotado incluso de clarividencia, casi como los magos, los chamanes y los profetas de la antigüedad.

II.-

¿Qué es la obra de arte, un producto de un trabajo que, en ocasiones, se acerca al del mago?

Una obra de arte es un reflejo, no necesariamente naturalista, o una reflexión de lo que acontece alrededor o dentro de nosotros: entre la ventana y el espejo, la obra de arte destaca, exalta o ridiculiza algunas características del mundo. Por tanto, el arte es una imagen intencionada, una evocación del mundo. Es, pues, un símbolo.
Símbolos son , como las alegorías, las metáforas, las imágenes poéticas, representaciones transfiguradas, miméticas o abstractas, del mundo. Las obras de arte se fijan en aspectos de éste y los exponen, queriendo decir algo significativo (y novedoso) sobre lo que nos envuelve o nos constituye.

¿Qué queremos decir cuando definimos a la obra de arte, del género que sea, como un símbolo. Incluso artes no miméticas, como la arquitectura, son simbólicas porque, en último término, traducen las impresiones que el mundo nos produce. Ante una sensación -real o imaginada- de peligro, construimos un abrigo: una casa o un templo; cuando queremos celebrar algo o a alguien, levantamos un monumento. La arquitectura, en este sentido, podría simbolizar el mundo en tanto que espacio de recogimiento o de expulsión. Sería un símbolo del espacio concebido como un lugar, un lugar, un sitio donde estar. Simbolizaría nuestro arriago en el mundo del que no nos sentiríamos desapegados, simbolizaría el mundo como lugar acogedor -para los vivos y los muertos-, o trataría que el mundo volviera a ser un lugar acogedor.

Un simbolo -.palabra que proviene del griego symbolon- era un disco de cerámica o terracota que se utilizaba durante un acto o un ritual que sellaba un pacto entre dos partes. En estos casos, se cogía un "symbolon", se partía en dos fragmentos que se entregaban a los contendientes, quienes los guardaban celosamente. De este modo, cuando se tenía que probar que se había llegado a un acuerdo, se juntaban los fragmentos. Si encajaban bien, eran el testimonio evidente que pertenecían a personas que se habían encontrado y se habían dado la mano.

Lo curioso es que el symbolon solo adquiría sentido, solo era útil cuando se rompía y se volvían a juntar los fragmentos. Entero nada significaba. Era como una pieza que no se había puesto en circulación.
También era importante que, todo y el encaje de las partes, la fractura fuera visible: si se disimulara, nada probaría que el pacto había sido, en su momento, sólida y perdurablemente sellado.

Objero extraño, entonces, que solo valía roto. Era su corte limpio lo que le daba todo su valor. El quiebro hace visible la acordada unidad.

Mas, ¿por qué una obra de arte es un símbolo? ¿Qué es lo que encaja mal en ella? ¿Que grieta interna posee?

Una obra de arte porta un mensaje. Éste es el que el artista comunica a través de la obra, o es el que el receptor (el espectador) cree descubrir u otorga a la obra -completándola. El contenido (la idea) se transmite a través de una forma sensible (una imagen plástica, unas palabras, sonidos). Esta forma tiene la misión, o el fin, de reflejar, traducir y comunicar el contenido, de exponerlo a los sentidos de los espectadores, quienes tienen que descifrar o descodificar el mensaje -mensaje que no es unívoco: la obra de arte no es una señal que tiene que ser legible o comprensible de buenas a primeras y no dar pie a dudas o ambigüedades -giro a la derecha o a la izquierda, o no puedo; puedo ir a más de ciento veinte quilómetros o no; el paso está abierto o cortado, etc.- No cabe la menor duda o indecisión.

Sin embargo, ¿cúal es el sentido de la obra? ¿qué "vemos" o percibimos? ¿vemos todos lo mismo? ¿agotamos el sentido? Acaso, ¿no descubrimos nuevos matices, nuevos significados cuando volvemos a mirar, escuchar, probar una obra de arte?
Aunque solo sea porque nosotros inevitablemente cambiamos, y no alcanzemos a comprender todo, hay partes del mensaje que no quedan traducidos o no quedan bien traducidos. Traducir y traicionar, como popularmente se dice, son acciones relacionadas. Una novela traducida no dice exactamente lo mismo que el texto original. Matices, giros, expresiones, imágenes, alusiones se pierden o se añaden. En cuanto obramos (escribimos, pintamos, dibujamos, hablamos), lo que producimos no coincide exactamente con la idea o imagen mental que teníamos. El paso o el transvase a la materia, la exteriorización de una idea modifica, aunque sea de manera imperceptible, ésta.

Por tanto, la forma sensible es incapaz de coincidir perfectamente con la potencia y riqueza de la idea. Una parte se pierde o se deforma. De ahí que la interpretación incesante sea necesaria, y que el sentido de la obra de arte no se agote. Trescientos años más tarde, se sigue debatiendo acaloradamente sobre el significado o el contenido de Las Meninas de Velázquez, una obra naturalista, en apariencia clara, como si de una instantánea se tratara.

Si forma e idea coincidieran, la obra se convertiría en una señal (de tráfico). Vista y olvidada, pues su contenido (pobre) se agotaría en la contemplación. No merecería ser estudiada. La interprrtación sería instantánea y sin complicaciones.

sábado, 8 de mayo de 2010

Brad Betts: The Builders (2005)



"Life Is A Tale Told By An Idiot Full Of Sound And Fury Signifying Nothing..."
(Shakespeare, Macbeth, V, 5, 17-28)