miércoles, 24 de febrero de 2010

ASIGNATURA TRONCAL (MAÑANAS): Resumen de la clase del 24 de febrero de 2010



John Baldessari: I Will not Make Any More Boring Art (1971)



Las condiciones para una correcta interpretación de la obra de arte: tal ha sido el tema de la clase de hoy (que se completará durante la siguiente).

Se ha mostrado que discernir el contenido de una obra, a través de su forma, plantea una serie de problemas.
El primero y básico reside en que no siempre la obra de arte (dentro de la tradición occidental, al menos) es fácilmente reconocible. Existe obras contemporáneas indistinguibles de elementos naturales (piedras, ramas, etc.) o de objetos cotidianos. Pero, incluso en el caso de un cuadro o una escultura clásica" de estilo naturalista, no siempre se puede saber de antemano qué partes son candidatas a ser interpretadas (deben ser tenidas encuenta a la hora de "leer la obra): así, un marco, un bastidor, una peana, una vitrina, elementos que tradicionalmente acompañan a la obra (la protegen o la enmarcan) pero no hacen parte de ella, pueden llegar a ser componentes significativos: el pintor y escultor francés de finales del s. XIX Gauguin, ocasionalmente tallaba y pintaba marcos para sus cuadros, cuyas escenas podían incluso extenderse más allá de los límites de la tela, sobre el marco, el cual se convertía en soporte de una imágen y, por tanto, mercedor de ser analizado.

A continuación, se ha mostrado que, una vez identificada la obra cuyo contenido debe ser descifrado, es necsario poseer de nuevo una serie de datos previos antes de proceder a una lectura de la obra.

De este modo, se confirma que la creencia en que una correcta aproximación a la obra de arte tiene que realizarse sin ningún conocimiento previo, a fin de que dichos datos no alteren o condicionen la lectura, se revela cuestionable o falsa. La mirada "inocente" o "limpia no ve nada. Sin una serie de datos o de nociones, no solo la lectura sino incluso el propio reconocimiento de la obra (en medio de múltiples objetos y enseres que son hacen parte del mundo del arte) es problemático o imposible.

Estos datos que ayudan a una correcta "lectura" de la obra de arte son aportados tanto por la Historia cuanto por la Composición. La Historia fecha la creación. De este modo, evita que la interpretación sea falsa, creyendo descubrir en la obra contenidos que nunca pudieron ser vertidos. Por otra parte, los rasgos estilísticos y compositivos, la grafía y el estilo que la Composición -por comparación con otras obras, entre las que destacan las de un mismo artista-, desvela, ayudan a identifar el período en qué dicha obra fue compuesta y, en ocasiones, el nombre del artista, un dato que, necesariamente condicionará mi mirada (y que ayudará a interpretar acertadamente la obra). Así, un nombre de un artista reputado quizá lleve a reconsiderar la obra analizada, deteniéndose el intérprete o el teórico más tiempo, sabiendo que dicho artista fue incapaz, hasta donde se puede saber, de obras menores. La fama, en el arte como en la vida, es un poderoso acicate.

El contenido que la Estética o Teoría del Arte desvela, sin embargo, no valora la pertinencia o interés tanto de la idea expresada cuanto de la manera a través de la cual dicho contenido ha sido sensiblemente traducido.
Esta tarea reacae en la crítica que, como su nombre indica (crítica deriva de crisis que, en griego, designa la acción de distinguir, reconocer o juzgar), emite un juicio de valor sobra la idoneidad -el interés, la relevancia- de la obra.

Sin embargo, así como tres de las aproximaciones a la obra de arte, histórica, estilística o compositiva, y estética o teórica, se abordan en los estudios de arquitectura en la ETSAB, la crítica solo entra en los planes de estudios del tercer ciclo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario