martes, 22 de febrero de 2011

Asignatura Troncal: resumen de la clase del 16 de febrero de 2011 (Creación v. Interpretación, versión, reflexión. Arte y teoría)

¿Cabe la asignatura o los contenidos de estética en una escuela de arquitectura?

La pregunta no es inútil: la Etsab es la única escuela de arquitectura que incluye estudios de estética, siendo ésta una "asignatura de centro" -cada escuela tiene la potestad de incluir en el plan de estudios común en España (y ahora en Europa) alguna asignatura propia-: desde 1972, cuando Xavier Rubert de Ventós (jubilado en 2011) entró como catedrático, la estética es una asignatura troncal. Su ciclo concluirá en el curso 2012-13, ya que no ha quedado recogida en el nuevo plan de estudios, siendo substituida por una nueva asignatura de Teoría, cuyo programa se asemeja al programa actual de las asignaturas de composición.

Una escuela de arquitectura aporta enseñanzas (métodos y datos) que redundan en beneficio de la creación artística o arquitectónica: enseñan a plasmar ideas o imágenes mentales a través de un "proyecto" o imagen gráfica, plástica -sea cual sea el soporte. Educan, por tanto, en el "arte" de la proyectación y la construcción. Todos los esfuerzos y los conocimientos -desde la historia y la composición hasta los conocimientos técnicos o tecnológicos- están encauzados a ayudar a la formalización material o plástica de ideas mentales.

Sin embargo, la estética o teoría de las artes enfoca la creación desde otro ángulo -estética se emplea para denominar la reflexión sobre las formas naturales, mientras que la teoría interroga el sentido de la creación artística; en el siglo XXI, la estética ya no tiene razón de ser, ya que poca es la gente que cree que las formas naturales tienen un sentido o significado (aunque, ¿quién no ha dado una patada rabiosa a una piedra que nos ha hecho caer o tropezar, como si aquélla hubiera tenido la intención de hacernos daño, hubiera querido comunicarnos algo?; el hecho de insultarla revela que no la consideramos como un ente inerte, carente de significado o voluntad); por tanto, la asignatura consistirá en teorizar, es decir reflexionar, sobre el sentido de la obra de arte; reflexionará si la obra de arte es portadora de un mensaje y, si fuera cierto, cómo se expresa o comunica, y cómo se interpreta, qué se tiene que esperar de la obra y cómo puede o debe ser recibida.
La estética, entonces, se interroga sobre la pertinencia y significado de la creación (propia o ajena). Constituye un momento de detenimiento. La acción se detiene. El útil -lápiz, pincel, ratón- se inmobiliza. El sujeto se aparta de lo que tiene delante, de lo que quizá estaba creando, para poder observarlo mejor. Toma las distancias con respecto a lo que obraba. Si los estudios de arquitectura, por el contrario, actúan en beneficio de la creación, ¿tiene sentido aportar conocimientos que ayudan a reflexionar sobre lo que ya ha sido creado?

Reflexionar sobre un tema, interrogar una obra de arte tratando, a través de su forma -de la forma de expresarse de un artista, o de la forma empleada para registrar y comunicar un contenido-, de discernir el mensaje vehiculado, conlleva interpretar la obra; interpretar: descifrar su significado.
Un intérprete es, entonces, un teórico que pone de manifiesto lo que obra quiere decir -o lo que dice, a pesar, en ocasiones, del artista, enfrentado a una obra que ha creado pero que se ha "liberado" de su tutela, como la estatua que Pigmalión modeló y que, un día cobró vida y descendió de su pedestal-.


¿Acaso dudamos, por otra parte, que los intérpretes son artistas? Un instrumentista, y un actor son buenos ejemplos de intérpretes. La diferencia entre autor y actor, y entre compositor e intérprete es relativamente reciente. Shakespeare o Molière interpretaban las obras que escribían -Marcel Borràs, actor y autor de teatro, mostrará, el 23 de marzo, que ambas tareas son indistintas-; Beethoven, Bach, Mozart, tocaban las partituras que escribían ¿Eran artistas sólo cuando escribían o componían?

Un intrérprete reflexiona; pero también crea. Crea cuando reflexiona; o, mejor dicho, su reflexión se traduce o visualiza, se comunica a través de una obra de arte. Se ha dicho, a menudo, que son los artistas los mejores intérpretes de las obras ajenas. Y sus interpretaciones dan lugar a nuevas obras. El mejor o más clarividente intérprete  de las complejidades espaciales del cuadro de Las meninas, de Velázquez (Museo del Prado, Madrid), quizá haya Picasso, cuando pintó la serie de Las Meninas (hoy en el Museo Picasso de Barcelona). El cuadro de Velázquez se "entiende" mejor gracias a la obra de Picasso. Del mismo modo, en el mundo actual de los samplers y versiones extendidas de determinados temas, son los djs quiénes mejor descifran las obras que versionean a través de sus interpretaciones que son nuevos temas. Precisamente los djs, aún hoy, se dice que son dificilmente clasificables: ¿intérpretes o compositores?, o ¿ambas cosas -precisamente porque cuando crea , intérpreta, y su interpretación -el análisis del tema, su "deconstrucción" y reconstrucción- da lugar a una nueva obra, sea cual sea el interés de ésta?

La estética, ¿tienen entonces cabida en estudios que forman a creadores?



Derrik May: The strings of life (1987)




Francersco Tristano Schlimé: Derrick May, The strings of life (2009)

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