sábado, 12 de febrero de 2011
Para la asignatura optativa. Arquitecturas imaginarias: Claude Debussy, La catedral submergida (1910) & Édouard Lalo: El rey de Ys (1878)
Información brindada por Jorge Rovira (arquitecto y músico), a quien agradezco estos datos.
Sobre la catedral submergida, véanse estas páginas web; esa otra; o ésta
La arquitectura imaginaria no se apoya en en el suelo. No lo requiere. Puede descansar en el cielo, en las aguas, o sobre éstas. Una nube o una ola son suficientes para que un templo o un palacio se asienten.
La obra de los dioses y héroes de la arquitectura siempre vuelan. Los materiales son etéreos. Las construcciones están suspendidas, flotan en el empíreo o en las aguas. Yacen hundidas o sobrevuelan. Son móviles. Nada las ata a la tierra.
El tema de las arquitecturas flotantes, obra de seres sobrenaturales, hechas de luz o de agua, resplandescientes, aparece en todas las culturas. Son obras deslumbrantes, que irradian tanto como los seres que viven en ellas, y no pueden ser contempladas por ojos humanos: éstos quedan cegados ante obras tan luminosas.
Existe una leyenda celta que se refiere a una construcción similar. Compositores como Claude Debussy le pusieron música, buscando equivalencias sonoras, líquidas, a las formas y materiales inalcanzables con los que fueron edificados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario