M.C. Escher: Castle in the Air
Los gemelos Cástor y Pólux, protectores de navíos y edificios -así como de la ciudad de Roma-, al lado de su madre Helena y su padre Zeus metamorfoseado en un cisne.
Las dos últimas clases han estado dedicadas al patrón de arquitectos en Occidente: el apóstol Tomás, un estudio que aún no ha concluido.
Tomás (un término de origen semita) o Dídimo (tal es el nombre que recibe en la Biblia en griego utilizada por la iglesia ortodoxa) significa gemelo.
El que entre los múltiples significados del hebreo t´ôma, los acadios tu´amu y masu, y el sumerio mash-ta-ba, se hallen los de imagen, pareja, división, unión, y engaño revela que la figura de Tomás es compleja: no es de una sola pieza sino que tiene que presentar recovecos, pliegues.
Un gemelo es un ser doble: es decir, tiene un hermano físicamente idéntico a él; es indistinguible de éste. La presencia de ambos hermanos (vestidos igual, comportándose del mismo modo) crea mucha confusión, ya que es imposible saber con quien se está hablando. Sorprenden, y desazonan.
En todas las culturas, los seres excepcionales, a quienes se atribuye la invención y puesta en práctica de los medios o técnicas con los que hacerse con el mundo (la agricultura, la escritura y las artes, en particular, la arquitectura), han manifestado su singularidad -que un oráculo solía anunciar- por su condición doble, por ser gemelos: así, Caín y Abel, Rómulo y Remo (en Roma), Cástor y Pólux (en Grecia y Roma), Hunahpú e Ixbalanqué (cultura maya), etc.
Esta característica, que los diferenciaba de los demás, también marcaba lo que eran capaces de emprender.
Alrededor del término "doble" se despliega todo un abanico de términos que se refieren a las capacidades de los seres dobles precisamente; aquéllas, por otra parte, revelan facetas contradictorias o duales.
El verbo doblar (una acción ligada a un ser doble) designa tres acciones: multiplicar, dividir y torcer; las dos primeras son antitéticas; por lo que nunca se sabe lo que van a llevar a cabo los gemelos: una división, una multiplicación o un giro.
Un ser doble practica el arte del doblez; es decir, es dúplice, lo que significa que engaña. Presenta dobleces, pliegues, tras o en los que esconde sus verdaderas intenciones.
Obrar con doblez significa comportarse como un hipócrita. Ocurre que, en griego antiguo, un hupokritas no era un ser falso sino un actor. Pero los actores, para poder representar o encarnar un papel, tenían que escoder su verdadero rostro tras una máscara, y su cuerpo enmascararlo con un disfraz. De este modo, simulaban ser lo que no eran: un héroe o un dios, es decir la figura o el papel que interpretaban en escena.
Los seres dobles tenían una doble moralidad: No hacían lo que decían, o escondían sus verdaderas intenciones, por lo que siempre sorprendían.
A fin de soprprender sin ser cazados, los tramposos operan a escondidas; no muestran nunca a las claras cómo operan, ni qué hacen. Todo pasa a oscuras. Actúan pero esconden la mano. por esto, no son francos, rectos; no van directamente al grano, no se enfrentan a cara limpia, ya que serían descubiertos. Proceden dando rodeos, y actuando arteramente, apuñalando por la espalda, sin que nadie los vea ni se de cuenta; una actitud propia de cobardes, según el ideal heróico guerrero, de personas que doblan el testuz y se inclinan servilmente, bajando lacabeza a fin que, precisamente, no se reflejen sus pensamientos en el rostro, mantenido en sombra.
¿Qué se podía esperar de una figura así?
Las aventuras de Tomás están contadas, como ya comentamos, no en los Evangelios canónicos sino en las Actas de Tomás (un texto apócrifo sirio del s. III dC, revisado por el monje medieval Santiago de la Vorágine, en La Leyenda dorada -un compendio de anécdotas sobre personajes bíblicos, reales o imaginarios).
Tomás tenía un hermano gemelo. Ambos tuvieron vidas parecidas, obraron similarmente (obraron maravillas, milagrosamente) y tuvieron idéntico fin en la cruz. En efecto, el hermano gemelo de Tomás era Jesús. Este hecho ya destaca la importancia de Tomás, en posesión de secretos que el resto de los apóstoles desconocían.
Llegó a Palestina un emisario del rey de la India, Gundosforo, en busca de un arquitecto capaz de acometer un proyecto singular: edificar un palacio que no se pareciera a ninguno. Se entrevistó casualmente con Jesús quien sostuvo que conocía a un constructor semejante: Tomás. Éste, de padre carpintero (como Jesús) -carpinteros, que armaban estructuras, y arquitectos, que construían con madera, eran lo mismo- se resistía a partir hacia la India. Después de ser vendido por Jesús, fue llevado en barco a la corte de Gundosforo. Tras ser interrogado por el rey, dibujó sobre la arena los planos de un edificio sorprendente, detallando cómo lo construiría. El rey, convencido de que había encontrado a "su" arquitecto, le entregó ingentes cantidades de oro, plata y piedras preciosas -los palacios deslumbrantes siempre relucen- y partió a la guerra durante años. Sin embargo, inquietantes noticias divulgadas por cortesanos envidiosos acerca del posible desfalco de Tomás, hizo que el rey regresada apresuradamente y exigiera, apenas hubo llegado a palacio, poder contemplar su nueva morada. Tomás le respondió que el palacio esta concluido, lo llevó hasta una colina y extendió el brazo para mostrarle lo que había edificado. El rey no vio nada. Allí delante no había nada. Mandó que apresaran a Tomás y lo decapitaran al día siguiente. aquella misma noche, el hermano del rey, Gad (nombre que coincide con el de una divinidad fenicia protectora de las ciudades), murío; su alma, mientras ascendía por el empíreo, llegó hasta las puertas de un hiriente resplandor: un palacio resplandesciente suspendido en los aires que unos ángeles le presentaron como la mansión que el rey Gundosforo no había aceptado. Ante esta noticia, el alma de Gad suplicó poder regresar por un momento a la tierra, y, en sueños, contó a Gundosforo lo que había visto. Al despertarse, el rey comprendió que se había equivocado, y ordenó que Tomás fuera librarado.
Esta historia no es nueva. Se inspira en historias muy parecidas, populares en Oriente (el cuento de Akhihar, la vida de Esopo -un fabulista griego que nunca existió y a quien se atribuían innumerables cuentos populares de origen, sin duda, oriental), en las que un visir particularmente astuto, al servicio de un rey babilónico, tiene que solventar un problema irresoluble: la construcción de un edificio , exigido por un faraón que trata de poner en jaque al rey de Babilonia a sabiendas que su visir ha caído en desgracia (a causa de las denuncias de un familiar: un motivo característico de estos seres excepcionales cuyas familias son problemáticas). El resto es inmenso. Se trata de levantar una construcción que no se apoya en nada, ni une la tierra con el cielo, sino que se halla en "tierra" de nadie, en el aire. Todo queda en el aire. En envite es considerable. Sin embargo, el visir, capaz de solventar cualquier problema, halla una astuta solución que, además, deja en evidencia a quien ha exigido semejante prueba.
La obea de Tomás era un espléndido y complejo edificio de varias plantas en las nubes. ¿Por qué? ¿Qué se pretendía con semejante construcción?
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