Restos de la ciudad "antediluviana" de UruK (Sumeria, IV milenio aC, hoy en el sur de Irak)
De la presentación de la cultura mesopotámica y de su importancia como origen de manifestaciones culturales en todo el mundo, destacaría la cuatruple aparición de la institución de la realeza, la invención de la ciudad, la estructuración de un panteón divino bien organizado, y la invención de la escritura. Todas estas estructuras culturales eran consideradas como divinas, descendidas del cielo en tiempos "antediluvianos".
Se sigue tratando de averiguar si subyace una lógica que ligue y explique la aparición simultánea, en un mismo territorio, de estas cuatro formas de hacerse con el mundo: la ciudad (que domina un territorio), la escritura (con la que el hombre se relaciona con el mundo -contabilizando y administrando sus bienes-, los demás -negociando con ellos, o maldiciéndolos- y con los dioses implorándolos), el gobierno unipersonal (gracias al cual se establece un poder central que rige la ciudad y el territoruio subordinado a ésta) y un panteón organizado alrededor de unas divinidades principales, concebidas como una familia protectora del monarca y de la ciudad.
Hasta ahora, sin embargo, no se ha hallado una explicación convincente que justifique estas cuádruples formas de dominar el mundo que aparecen en Mesopotamia, si bien se piensa que su invención no es casual. Mas, ¿qué causa su aparición? ¿un crecimiento inesperado de la población? ¿una evolución lógica a partir de estructuras neolíticas precedentes en las que algunas de estas figuras o instituciones despuntaban? ¿un cambio climático?
Lo cierto es que estas cuatro formas culturales aparecen casi simultáneamente, y perfectamente estructuradas, sin que se perciba una evolución a partir de formas más sencillas, como si una necesidad imperiosa hubiera llevado súbitamente a los hombres a armar muy rápidamente unos medios para relacionarse con un mundo que se hubiera vuelto, de pronto, extraño o inhóspito.
La ciudad es una de estas cuatro grandes estructuras culturales. No aparece como una evolución o modificación de estructuras pueblerinas. No consiste en una mejora de asentamientos neolíticos que hubieran perfeccionado su planeamiento, sino que se instaura como una organización, como una manera de erigirse en el territorio radicalmente nueva.
La ciudad es una invención -que parece surgir en Mesopotamia y expandirse por la meseta iraní y el valle del Indo, antes de alcanzar China, si bien algunos estudiosos se preguntan si la organización urbana se sería un fenómeno iniciado casi simultáneamente en varias culturas (del Próximo Oriente, la India, Extremo Oriente y el mundo precolombino, cade vez mejor conocido).
Hasta que nuevas interpretaciones cuestionen definitivamente la concepción que aún impera sobre la invención de la ciudad, lo cierto es que se dió en el sur de Irak (Mesopotamia: Sumer y Acad) una gran concentración de ciudades-estado, y que los restos más antiguos (Uruk es de finales del V milenio aC, entre el 4100 y el 3800 aC) se han hallado, por ahora, en esta zona, sucedidos por los que se encuentran en el valle del Indo. Las ciudades precolombinas remontarían a principios del tercer milenio aC, y las chinas a mediados del tercer milenio aC.
Ciudades anteriores, como Jericó, datadas del VI milenio aC, pese a la existencia de murallas o torreones eran, sin duda, pueblos o burgos, muy poblados, sin las características de una ciudad.
¿Cuáles son éstas?
No es el número de habitantes un dato significativo que pueda distinguir una ciudad de un burgo. La división social y espacial, por el contrario, define a una ciudad. Frente a los poblados en los que existen dos únicas tipologías arquitectónicas -espacios sagrados o comunitarios, a menudo, de planta circular (hasta el VI milenio aC), y espacios "privados", ocupados por familias o clanes- y en los que las unidades familiares o clánicas son autosuficientes, la ciudad se alimenta del campo (en el que se ubican poblados) al que, en contrapartida, protege. Por tanto, aparece una primera división del trabajo, entre quienes producen y quienes consumen. Además, dentro de la ciudad, la sociedad se estructura en dos o tres estratos, a la cabeza de los cuales se situan gobernadores y sacerdotes (que llegarán, eventualmente, a ser divinizados tardíamente), a cuyo mando se ubica la casta militar, que controla la casta productora de bienes de consumo, agricultores y artesanos (artesanos que, en poblados neolíticos gozaban de un estatutio superior, similar al de los sacerdotes en las ciudades, ya que tenían el poder de dominar las fuerzas de la naturaleza, como el fuego -al que los herreros controlaban).
Esta diferenciación social se refleja o se traduce en una diferenciación espacial, con la aparición de edificios de mayores dimensiones, templos, edificios administrativos y palacios -aunque también es cierto que los nombres que utilizamos hoy para designar realidades políticas y artísticas tan antiguas: realeza, templos, palacios, etc. proyectan modelos muy posteriores, griegos, helenísticos, romanos e incluso del barroco del s. XVII, en sociedades apenas salidas del neolítico. ¿Qué era, verdaderanmentre, un rey, y un palacio; un templo y un sacerdote? Es difícil saberlo).
Lo cierto es que estas cuatro formas de abordar el mundo han llegado hasta nosotros: la realeza (y el ejército), la escritura, los panteones organizados (que aparecen como estructuras ideales que dominan las sociedades) y las ciudades son estructuras aún vigentes, y que testimonian de una revolución cultural o mental, fruto del mayor o creciente dominio del hombre sobre el mundo -y sobre sus semejantes. (esto no significa que la violencia no imperara en sociedades neolíticas e incluso paleolíticas, subordinadas a divinidades femeninas protectoras y maternales, como se ha afirmado a veces, como si el neolítico, o el paleolítico, hubieran sido épocas arcádicas o ideales).
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